jueves, 5 de febrero de 2015

Hey! Listen!

Pensando en el blog
El otro día estaba en casa de Ana* comentando la cantidad industrial de sandeces que se nos ocurren al día** y pensé: ¿Y si hiciera una web sobre...?

Esto que estás leyendo es justamente ésto: Una idiotez que te hace gracia en un momento dado y un día, algo más sobrio (jejé), meditas acerca de que no sería tan mala idea hacer un blog sobre ello...

Este blog solo cumplirá una finalidad: Almacenar todas las chorradas, “genialidades” y demás excentricidades que se me pasen por la cabeza. La verdad es que no tiene demasiadas pretensiones más. Si en algún momento lo que leéis os hiciera reír me daría por satisfecho y si, por alguna suerte de alineamiento cósmico, os hiciera pensar me preocuparía seriamente... No, en serio, no penséis en lo que veáis aquí.


*Ana es una buena amiga con la que comparto alguna de mis horas de ocio.
** Conversación tirando a estandar.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Aquí empezamos. Ésto solo puede mejorar...

Bueno ¿Qué mejor manera de empezar que con una chorrada de campeonato?

Estaba pelando patatas y he pensado: Llámame loquer... pero he tirado birra así antes por qué no me grabo ¿Qué coño puede salir mal?



martes, 3 de febrero de 2015

La cicatriz

Hará unas dos semanas sufrí un incidente, un incidente que me dejó durante los días que le siguieron unas heridas en la jeta. Dichas heridas, al ojo inexperto, parecerían de gravedad; cosa seria:
  


Llámame loquer... Pero prefiero contaros, cada cierto tiempo, una versión distinta de lo que sucedió. Algún quisquilloso me dirá: Pero ¿y la de verdad? Bueno pues para ese ser con la necesidad imperiosa de saber la verdad absoluta detrás de todas cosas de la creación (sí, ese probablemente eres tú) en el transcurso de historias inventadas estará la sobrecogedora y terrible Realidad. En vuestras manos estará el descubrirla...


Lista de adversidades:

lunes, 2 de febrero de 2015

La cicatriz - Combate mejicano

Aquí va la primera historia, de muchas, acerca de como me hice las heridas en la cara.



Llámame loquer... Pero ésto es lo que sucedió:


-Ӄste guacamole es una mierda." fueron mis palabras...

Nos encontrábamos en "La Gorda (panza) de Pancho" un restaurante mejicano de dudosa reputación. De súbito se hizo el silencio y noté como la tensión se adueñaba del lugar. Una tensión que ahora se podía cortar con un cuchillo de untar mantequilla.

Tres de los feligreses se pusieron en píe y sin mediar palabra, con sus ponchos raídos y sus elegantes sombreros étnicos se acercaron a mi. Sus mostachos vibraban a cada paso. La cosa se ponía seria y me giré en busca del amigo que me acompañaba esa noche. Por suerte buen estudiante del arte marcial ninjutsu (2#*). Fueron dos segundos lo que tardé desde el momento en que dije mi desafortunada frase en mirarle. Él ya no estaba ahí. -Maldita rata.- mascullé mientras me levantaba de mi sitio.
Mis tres oponentes pararon en seco al escuchar un silbido que provenía del fondo del local. Como autómatas se retiraron dejando paso a una mujer de tamaño monstruoso.

Pensándolo en retrospectiva y a decir verdad no sé por que en el nombre del restaurante lleva escrita la palabra panza, puesto que la Gorda de Pancho es su mujer, señora que ostenta el título de campeona regional de Muay Thai Mejicano (Existe, punto.).

No os aburriré con los detalles.

La cosa fue muy rápida: Cogí aire cerrando los ojos. Los abrí. El mundo se detuvo un fracción de eternidad y cargamos el uno contra el otro.

Sus 137,4 kg. contra mis bien llevado 60,3 kg.

Una sucesión impresionante de golpes relampagueantes y una lluvia de nachos sin salsa que dificultaban la visión del combate (3#).

Silencio.

Lo siguiente que recuerdo es preguntarle el peso a mi derrotada, aunque digna, contrincante (¿Si no como lo hubiera podido escribir?) y salir del bar con mi botín de guerra (1#).

Sí, amigos, así es como sucedió.


*Gente experta en asestar golpes veloces y esconderse; sobretodo lo segundo.

domingo, 1 de febrero de 2015

Siempre quise...

Llámame loquer...

Pero hay cosas que siempre quise, desde pequeño ya. Una era llevar pendientes, la otra no llevar barba (ahí intuyo que mi juicio no estaba desarrollado jajaja) y la última era llevar una cresta... Cosas de niños, supongo.

Pero es algo que siempre quise, así que he tomado cartas en el asunto este de la autorealización y con la ayuda de Ana y Leo he decidido que durante un par de semanas las abuelas y yo no vamos a compartir acera.